¿Quieres componer canciones diferentes? Sal de tu zona de confort

Hace unos años tenía la costumbre de salir a pasear una vez por semana para oxigenarme un poco y dejar reposar mi cabeza. Era una rutina muy sana, ya que entre otras cosas me obligaba a hacer un poco de ejercicio.

Al cabo de unas cuantas de estas sesiones de paseo, me di cuenta de una cosa: no importaba por qué calles me pusiera a caminar, al final, siempre llegaba a la misma zona y, muchas veces, sin pensarlo, el recorrido que hacía era el mismo.

 

Todo se limitaba a que al salir de casa siempre tomaba la misma dirección. Hasta que un día decidí empezar mi paseo en la dirección contraria. Entonces descubrí nuevas calles y nuevas zonas que no había visitado nunca, o más interesantes que las que ya conocía.

A la hora de componer canciones pasa un poco lo mismo. Si siempre utilizamos la misma técnica al final es muy probable que nuestras canciones suenen muy iguales las unas a las otras. O incluso nos puede provocar un bloqueo porque no somos capaces de crear algo nuevo.

En este post os proponemos distintas formas de empezar una nueva canción, y os animamos a que utilicéis aquellas a las que no estáis habituados para conseguir nuevos resultados. 

 

 

¿Habéis oído hablar de que hay que salir de la zona de confort? Pues aquí van algunas opciones:

 

  • Empezar con el título de una canción

A veces un simple título nos sirve de inspiración para desarrollar un tema entero. Como ya hemos sugerido en uno de nuestros Calmtricks en nuestra cuenta de Instagram (@calmtreemusic), si necesitas un poco de inspiración para encontrar un título potente, date una vuelta por una librería y fijate en los títulos de los libros.

 

  • El concepto de una canción

Otra opción es pensar en qué concepto queremos tratar en la canción y a partir de ahí desarrollar la letra y la música. La mejor manera de inspirarse es leer, conversar con amigos, fijarse en las personas cuando andamos por la calle e intentar imaginarnos qué cosas les preocupan.

 

  • Una melodía

Seguro que muchas de tus canciones favoritas han empezado como una simple melodía que de repente le vino a la cabeza al artista. O bien un día sentado delante del piano, improvisando, tocó las notas que se convertirían en una melodía a la que posteriormente le puso una letra y ahí se convirtió en ese tema que no nos podemos sacar de la cabeza.

 

  • Utilizar otro instrumento

Esta opción está muy relacionada con el punto anterior. Muchas veces, si nos sentamos delante de nuestro instrumento y empezamos a improvisar, tenemos tendencia a tocar cosas muy similares. Una opción muy interesante para romper esta rutina es intentar crear melodías con un instrumento que no sea nuestro instrumento principal. Por ejemplo, si eres pianista, aprende lo básico para improvisar melodías en una guitarra, o al revés.

 

  • Una progresión de acordes

Si te interesa un poco la armonía ya sabrás que existen unas fórmulas pre-establecidas de progresiones de acordes. Partir de una de estas progresiones es un buen método para empezar un nuevo tema, y si además, lo acompañas con un buen groove tendrás un buen punto de partida.

 

  • Riff

Una buena melodía instrumental puede ser un buen punto de partida para una canción memorable. En el mundo del rock y el guitarreo puedes encontrar infinidad de temas que se han creado a partir de un riff, como por ejemplo “Sweet child o’ mine” de Guns’n’Roses.

 

  • Colaborar con otros músicos

Dos cabezas es mejor que una. O tres, o cuatro o las que sean. Colaborar con otros músicos nos ayuda por un lado a vencer la falta de inspiración y por otro lado, nos obliga a trabajar para no quedar mal con nuestro equipo de creación.

 

Si te interesa mejorar tus habilidades y capacidades para crear tus propias canciones, y no solo eso, sino también aprender a producirlas e incluso grabar una de ellas en un estudio profesional, ¡échale un vistazo a nuestro programa Songwriter & Music Producer Program!